divendres, 23 de maig del 2008

Entrevista: La vaga al sector del taulell (I).

Presentem una entrevista amb un treballador de la ceràmica i un dels editors de la pàgina web "noticias obreras del sector del azulejo" (es pot consultar a: http://www.everyoneweb.es/azulejo/).


"Creo que al igual que sucedió en la huelga del 77,

esta movilización marcará un antes y un después en todo el sector."


- ¿Como está la actual situación laboral en el sector de la cerámica (condiciones de trabajo, turnos, salarios, derechos sociales...)?

La situación laboral del sector de la cerámica es sencillamente insostenible desde el punto de vista obrero. La relación salario/producción esta absolutamente descompensada. Los resultados económicos de las empresas, abrumadoramente altos, son un ejemplo claro de lo que digo, el diario Mediterráneo del día 19 de mayo, en sus dos primeras paginas y con todo lujo de detalles, daba conocimiento de las cuentas de resultados del sector, y en ellas quedaba reflejado lo absurdo de la postura de ASCER, respecto a la negociación del convenio colectivo, escudándose, para no llegar a acuerdos, en esa supuesta crisis que todos conocemos. La expansión del sector en los últimos veinte o veinticinco años es conocida por todos y sin embargo, las condiciones laborales apenas han sido mejoradas desde que se firmaron los primeros acuerdos allá por los años setenta. Seguimos manteniendo el mismo articulado, y sufriendo unos pactos que si entonces pudieron ser validos para compensar alguna situación concreta, con el paso del tiempo, esas condiciones han cambiado, pero no así los artículos que la regulaban.

El trabajo a triple turno es un ejemplo clarísimo de abuso, en el que se suceden de forma continuada situaciones que necesariamente debe estar compensadas de una forma más razonable. Trabajar festivos, fines de semana, de noche, navidades o nochevieja, no es precisamente, una buena experiencia; pero aun lo es menos, si en el sueldo no se ve reflejado ese sacrificio. En uno de los primeros acuerdos que se fijaron en los años setenta, fue incluido un artículo que pretendía compensar ese sacrificio, y para ello, se acordó abonar de manera compensable y absorbible, un porcentaje del salario base, a todos aquellos trabajadores que cumplieran su jornada a triple turno. En aquel tiempo fue una buena medida, porque así se compensaba el sacrificio de esos trabajadores, en relación a aquellos otros, que trabajaban a jornada partida. Ahora esa diferencia ya no existe porque en todas las secciones se cobra algún tipo de prima, y la de los trabajadores a triple turno es absorbida por esa otra.

Los salarios en general son bajos. Limitados a lo que se acuerda en el convenio colectivo, con la trampa de las primas variables y algunas otras medidas que unilateralmente toman las empresas. Las hay que no pagan primas y se limitan a abonar el salario según convenio, otras continúan trabajando con destajos e incluso se abona parte del salario con dinero negro.

En cuanto a los derechos sociales, estamos ante un problema grave. Conocer esos derechos y exigirlos es una tarea que debemos entender como nuestra obligación, tanto a nivel colectivo como individual. Y no lo hacemos. Hay empresas que no te los niegan, pero en la mayoría, esas cuestiones ni siquiera se plantean.

Los contratos de trabajo se caracterizan por su temporalidad y en los últimos años, a pesar del compromiso de ir canalizando los contratos hacia la definición de indefinidos, el resultado es que cuando los contratos cumplen los dos años y los trabajadores tienen que pasar a percibir complementos de antigüedad, son despedidos sin ningún miramiento y sin mas derechos que los que garantiza la ley, es decir, despido con la indemnización ridícula de doce días por año.

- ¿Como veis el nivel de conciencia obrera en las fábricas y en vuestro entorno?

Nos hemos aburguesado. Los sindicatos inmersos en la contemplación de su ombligo, apenas si han desarrollado labor alguna de tipo pedagógico, y ayudar así a que los niveles de concienciación no estuvieran bajo mínimos. En ese sentido, perdimos todos, la oportunidad que tuvimos de formar a nuestros jóvenes en esa necesaria asignatura que es la conciencia de clase y en la importancia que tiene mantener viva la llama de la lucha obrera.

- ¿Que opináis sobre el papel de los sindicatos oficiales en el conflicto que nos ocupa? ¿Cuales creéis que son sus intereses? ¿Cuales los de los trabajadores?

El papel de los sindicatos es el de un actor más en el marco institucional y de las relaciones laborales. Los sindicatos con el paso de los años han ido asumiendo un papel de comparsa, las patronales los aceptan como necesarios y desde los diferentes gobiernos con bastante indiferencia. La tibieza con la que se manifiestan, a pesar de que intentan dar una imagen de fortaleza y de control, es bastante lamentable. Ahí tenemos la historia y las diferentes situaciones por las que hemos tenido que pasar. Algunos acuerdos ponen de manifiesto la falta de sentido y de conciencia obrera. Otros no son mas que soluciones para salir del paso. Y los más, el resultado de las muchas bajadas de pantalones que hemos tenido que ir soportando.

Los intereses sindicales son aquellos que les permitan seguir a rueda del capital, cumpliendo con su tarea de defensor de los derechos de los trabajadores, ante los patronos, y ante el conjunto de la sociedad. Forman parten de las instituciones y como tales, han de estar ahí representando su papel. La mayor parte de los sindicalistas de despacho son sencillamente funcionarios y la mayor parte de los delegados son personajes con muy poca o nula conciencia obrera, que se presentan a la elección por intereses personales y no del colectivo.

Los intereses de los trabajadores son, o deberían ser, aquellos que están relacionados con su bienestar y con su calidad de vida. Aquellos que le permitan disponer libremente de su tiempo, aquellos que le den seguridad y confianza en su puesto de trabajo, en el sentido de no tener que depender de un finalización de contrato inoportuna y aquellos que le garanticen un salario digno, que no tenga que realizar treinta o cuarenta horas extraordinarias(en algunos casos mal pagadas) para dignificarlo.

- ¿Que comparación podríamos hacer con las luchas en el sector durante la Transición política (en especial la primera huelga)? ¿Que cosas han cambiado?

Las últimas huelgas del sector no se parecen en nada a aquellas de los años setenta. Las que se produjeron antes, durante y después de la transición fueron huelgas con bastante contenido político y social.

Hay que tener en cuenta que las primeras, aquellas que hubo durante los primeros años setenta, eran ilegales y aunque Franco ya estaba dando las ultimas bocanadas, todavía podía verse el temor en las caras de los compañeros que reclamaban sus derechos, en cuanto se veía aparecer a la guardia civil. Las reuniones eran aun clandestinas y en ocasiones, nos estábamos jugando algo más que una subida salarial.

Después de la transición, la experiencia de luchas anteriores, unida a la posibilidad de disfrutar de la legalidad de la huelga, daba un contenido diferente a las movilizaciones y llevarlas a cabo sin el miedo a la guardia civil, fortalecía la postura obrera.Aquella primera huelga “legal” a la que haces referencia es un ejemplo de lo que digo.

Y si aquella huelga fue, por llamarlo de algún modo, la que marco un antes y un después en el sector del azulejo, no es menos cierto que las anteriores, aquellas que todavía eran “ilegales”, fueron las que iniciaron el camino de la lucha obrera en La Plana.

"La asamblea encierra en si misma el arma
mas poderosa de la que puede disponer el obrero."


- En vuestra web habláis de la conciencia de clase y el papel de las asambleas obreras para gestionar los conflictos y las luchas, y de como se ha perdido esa tradición histórica presente hace unas décadas en nuestras comarcas. ¿Que formulas o estrategias se podrían desarrollar para recuperarlas? ¿Que podemos hacer ante esta mas que posible huelga en el sector?

La asamblea encierra en si misma el arma mas poderosa de la que puede disponer el obrero.

Debatir sobre los problemas sectoriales, las causas que generan los conflictos, la situación y las condiciones laborales en la propia empresa y hacer extensivo el debate al resto de sectores, marcar estrategias y acciones a emprender, creer en la participación, en el dialogo y en el compromiso con la causa obrera, ayuda a crear ese caldo de cultivo necesario ante posibles movilizaciones, mantiene viva la llama de la unidad y de la conciencia de clase. Entendemos que la asamblea es básicamente, el embrión de la lucha y haber dejado que desaparezca la cultura asambleistica, significa la desaparición de igual modo, de las posibilidades de luchar unidos por nuestros intereses obreros y de clase.

Recuperar esa tradición es ciertamente difícil. Los sindicatos no han sabido aprovechar la coyuntura que les permitía, a través de su poder de convocatoria, mantener esa costumbre. Tan solo a nivel de delegados se producen esas asambleas, y por lo que tengo entendido, no son precisamente ejemplarizantes.

Reuniones donde el debate es más, sobre chismorreos internos de carácter particular, que discusiones llenas de contenido social, político o laboral.

Yo he tratado en muchas ocasiones de trasladar a los responsables sindicales esa necesidad, y a través de su gestión, ir cada día realizando convocatorias más y más amplias.

Siempre me he encontrado con excusas y con acusaciones por parte de los propios delegados, en el sentido de la falta de apoyo por parte del resto de los trabajadores, o con la intransigencia a la hora de mantener esas reuniones durante el tiempo libre de cada cual.

En cuanto a la actitud que demos tener los trabajadores ante la posible huelga en el sector, mi postura es la de apoyar masivamente la convocatoria, sin miedo y sin dramatizar.

Creo que al igual que sucedió en la huelga del 77, esta movilización marcará un antes y un después en todo el sector. Es un momento clave y el seguimiento que hagamos, marcara el futuro del sector en los próximos años. Depende de nosotros y de nuestro grado de unidad, inclinar la balanza de nuestro lado, o someternos a las imposiciones patronales.

Pensemos que los periodos de crisis no son más que un reajuste del sistema, a las reglas nuevas de un mercado en constante cambio. Los que de verdad sufren la crisis son aquellos trabajadores que lamentablemente, quedan en la cuneta.